Organizar el curso de un pequeño, o de un enseñante, no se resuelve con una hoja en blanco. Quien haya intentado coordinar actividades extraescolares, viajes familiares o simples revisiones pediátricas sabe que el calendario escolar manda más que la agenda personal. En España, además de esto, hay un matiz clave: no existe un único calendario escolar, sino diecisiete y dos más en las ciudades autónomas. Las comunidades fijan sus datas y eso obliga a mirar con lupa la planificación. Acá encontrarás un mapa práctico: cómo se definen los calendarios escolares en España, qué acostumbra a acontecer con el comienzo y el fin de curso, las evaluaciones, los puentes y los periodos de vacaciones. Y, sobre todo, de qué forma adelantarte para no perderte en el laberinto.
Quién decide el calendario escolar y por qué varía
El Ministerio de Educación fija el marco general, pero las comunidades autónomas deciden las datas concretas. Esta descentralización deja ajustar el calendario a la climatología, la realidad rural o urbana, la red de transporte escolar y la coordinación con fiestas locales. En Baleares el calor de septiembre y junio empuja a horarios más flexibles, en Castilla y León o Aragón el invierno condiciona la logística de sendas escolares, y en Andalucía o la Comunidad Valenciana la vendimia o campañas agrícolas prosiguen marcando ritmos en zonas específicas.

Hay un requisito que actúa como columna vertebral: el número de días lectivos. La referencia habitual es de 175 a ciento ochenta días de clase para las enseñanzas obligatorias, una horquilla que las comunidades alcanzan distribuyendo descansos de forma distinta. Por eso verás regiones que arrancan pronto en septiembre para guardar un puente largo en otoño, y otras que comienzan un poco después y compactan los festivos.
En la práctica, los institutos concertados y privados siguen el calendario de su comunidad, con margen para matices en jornadas de puertas abiertas, recuperaciones o actividades internas. Las universidades van por otro carril, con semestres y exámenes propios, sin relación directa con el calendario escolar España de infantil, primaria o secundaria.
Inicio de curso: septiembre, con matices
La vuelta a clase suele situarse en la primera quincena de septiembre. Infantil y primaria abren prácticamente siempre y en todo momento antes que secundaria y bachillerato; la Capacitación Profesional se incorpora algo más tarde por necesidades de módulos y prácticas. En varias comunidades, el siete al doce de septiembre es la franja habitual para infantil y primaria, y del 10 al dieciocho para ESO y bachillerato. FP puede estirarse a la segunda quincena. Esa diferencia de una semana puede parecer menor, pero para familias con múltiples hijos implica organizar cuidado de hermanos o adaptar horarios laborales.
En zonas con ferias locales potentes, como la de Albacete o la Mercè en Barcelona, los ayuntamientos intercalan festivos de libre disposición que afectan al arranque. Lo mismo ocurre con localidades que festejan la patrona en septiembre. No es raro que el primer mes real tenga dos semanas enteras y, después, una con tareas de adaptación y algún día no laborable.
Quien prepara material escolar o uniformes debe poner una fecha concreta: la primera semana de septiembre. Si compras todo a finales de agosto, evitarás las colas de última hora y, sobre todo, te asegurarás tallas. En colegios con préstamo de libros o bancos de reutilización, la entrega acostumbra a concentrarse inmediatamente antes del comienzo de clase. Pregunta en el primer mes del verano, no esperes a septiembre.
Fin de curso: últimos exámenes y calor
El curso escolar acostumbra a cerrar en la tercera o cuarta semana de junio para infantil y primaria, y unos días ya antes para secundaria y bachillerato por los exámenes finales y la EBAU. Entre el 5 y el quince de junio es corriente ver finales de clases para 2.º de bachillerato, de modo que los estudiantes puedan prepararse a fondo. ESO y FP pueden alargarse hasta mediados o finales de junio, conforme evaluación excepcional o la administración de prácticas.
En institutos con jornada intensiva de verano, el horario se reduce una hora o más desde principios de junio. La calidad del sueño y la hidratación de los pequeños se resienten con el calor, por eso muchas direcciones anticipan recreos bajo sombra, reorganizan educación física y recomiendan viseras y botellas. Si tienes extraescolares por la tarde, conviene renegociar o pausarlas, sobre todo las actividades al aire libre.
Las tres grandes vacaciones: Navidad, Semana Santa y verano
Las fechas vacaciones escolares que más importan a las familias son las grandes pausas. En Navidad, el parón acostumbra a ir del 22 o 23 de diciembre al siete de enero, ajustando el regreso para eludir volver justo el día de Reyes. Acá el calendario civil pesa mucho: el día de Navidad, el 1 y el seis de enero son festivos nacionales, y si caen en fin de semana se trasladan a lunes o viernes según comunidad.
En Semana Santa, cada zona prosigue su tradición. Algunas priorizan el Jueves y Viernes Santurrón con toda la semana libre, otras añaden lunes de https://www.buscocampamentos.com/calendario-escolar/castilla-y-leon/soria/ Pascua. La ventana se mueve entre finales de marzo y mediados de abril, al ritmo de la luna. Si estás pensando en reservar viaje, espera a que tu comunidad publique el calendario oficial, por el hecho de que una diferencia de un par de días puede encarecer vuelos y alojamientos.
El verano arranca tras el fin de curso y se extiende hasta septiembre. En términos de conciliación, las escuelas de verano municipales y los campamentos ocupan un papel clave. Acostumbran a abrir desde la última semana de junio y cubrir julio entero, con opciones puntuales en agosto. Este hueco largo explica por qué tantos abuelos se convierten en héroes logísticos.
Fiestas nacionales y autonómicas, y su encaje escolar
España combina festivos de carácter nacional, autonómico y local. El doce de octubre, 1 de noviembre, seis y ocho de diciembre marcan el primer trimestre. El 28 de febrero en Andalucía, el 9 de octubre en la Comunidad Valenciana, el veintitres de abril en Aragón o el diecisiete de mayo en Galicia son ejemplos de festivos regionales que caen en días laborables. A esos se suman dos festivos locales por ayuntamiento, que cada municipio decide, y que pueden partir semanas en dos o prolongar puentes.
Los centros educativos, a su vez, cuentan con días de libre disposición. No son caprichos, sirven para capacitación del profesorado, coordinación y proyectos. Generalmente se ubican cerca de puentes para eludir cortes adicionales, aunque algunos institutos prefieren situarlos en febrero, cuando el trimestre se hace más largo. Si planeas vacaciones familiares, pide el calendario del centro en septiembre, no solo el de la comunidad.
Evaluaciones: ritmos, folletines y la extraordinaria
La activa de evaluación marca la vida de las familias, más que los propios festivos. En primaria, lo habitual es contar con tres evaluaciones: una inicial en el mes de octubre para detectar niveles, la primera evaluación ya antes de Navidad, la segunda cerca de Semana Santa y la final en junio. Los boletines se entregan en mano o por plataforma digital, cada vez con más detalle sobre competencias y observaciones.
En secundaria y bachillerato, el peso de los exámenes es mayor. Las dos primeras evaluaciones cierran inmediatamente antes de vacaciones, con recuperaciones puntuales a la vuelta. La evaluación final de junio decide promoción o titulación. La excepcional, que antes se festejaba en el mes de septiembre, ha ido moviéndose a junio en muchas comunidades. El objetivo es no alargar el verano con tensión y dar un margen real de recuperación. Consulta el calendario de tu centro, por el hecho de que ese cambio afecta de forma directa a la organización familiar de julio.
Los que viven la EBAU conocen bien el baile de datas. Las pruebas ordinarias suelen festejarse en la primera quincena de junio, la excepcional en la primera de julio o, en algunas regiones, a principios de septiembre. Esa variación demanda atención si tu hijo se plantea universidad en otra comunidad, ya que el calendario puede no coincidir con la matrícula.
Jornadas, comedor y transporte: el tejido diario
El calendario no son solo días rojos. Asimismo decide dónde se mueve la aguja del reloj. En el mes de septiembre y junio, varios centros implantan jornada intensiva con salida una hora ya antes. Eso obliga a ajustar comedor y sendas de transporte. Si dependes del bus escolar, recuerda que los horarios se publican a fines de agosto, y que cualquier modificación de paradas se gestiona con cierta antelación. En comedores, las compañías proveedoras suelen solicitar confirmación de asistencia por meses, con plazos que pillan a contrapié si no estás atento.
Una dirección de centro acostumbra a jugar con márgenes: si prevé ola de calor, reordena sesiones prácticas a la primera hora y reduce actividades físicas en exteriores. Si se anuncian temporales de nieve, como en Soria o Teruel, se regulan con diputaciones para cerrar sendas por seguridad. Es conveniente tener un plan B en casa, desde un trabajo a distancia pactado hasta compartir recogidas con otra familia.
Qué cambia en infantil, primaria, secundaria y FP
No todos los niveles se ven igual. En infantil, el llamado periodo de adaptación concentra las entradas escalonadas en la primera o segunda semana. Unos conjuntos entran dos horas al día, otros media jornada, a lo largo de tres a cinco días. Eso complica agendas, pero reduce lágrimas y agobio. En primaria, la adaptación es más corta y se centra en conocer tutores y normas.
En secundaria, los primeros días se dedican a presentar programaciones, normas de convivencia y plataformas digitales. Hay centros que efectúan pruebas iniciales para nivelar matemáticas o lengua. En bachillerato, cada día cuenta, singularmente en segundo, donde se marca desde el primer momento el ritmo de la EBAU.
La Capacitación Profesional obedece a otra lógica. El comienzo depende de la disponibilidad de talleres, equipamiento y puestos de prácticas. En ciclos con mucha carga práctica, los calendarios reservan semanas específicas para FCT. Y las evaluaciones pueden escalonarse por módulos, lo que cambia la manera de estudiar y planificar.
Trucos prácticos para no perder el hilo
Después de años examinando calendarios escolares en España y lidiando con sus sorpresas, hay costumbres que evitan sobresaltos. Una familia que controla el calendario gana calma, tanto como un enseñante que se guarda dos tardes estratégicas en noviembre.
- Pide en papel y en digital el calendario del centro, y márcalo en una agenda familiar compartida. Apunta con color diferente festivos nacionales, autonómicos y locales. Reserva anticipadamente campamentos y escuelas de verano. Se llenan en el mes de abril, especialmente las opciones públicas. Pregunta en junio por los días de libre predisposición. Si el centro ya ha propuesto datas, vas a poder reservar viajes con mejores costes. Antes de Semana Santa, examina las recuperaciones de la segunda evaluación. Un par de tardes bien planificadas evitan el maratón de última hora. Si tienes hijos en diferentes etapas, ensaya la logística de entradas y salidas la semana previa al inicio de curso. Te ahorras carreras y llamadas nerviosas.
Puentes y “semanas Frankenstein”
Hay cursos que parecen hechos con tijera, sobre todo en otoño. Si el doce de octubre cae en miércoles, muchas comunidades ponen un día no lectivo el lunes o el viernes para generar un puente razonable. Lo mismo ocurre con el 1 de noviembre y el 6 o 8 de diciembre. Esas semanas cortas requieren inventiva didáctica: avanzar temario en un par de días dispersos no compensa. Se aprovechan para proyectos, salidas culturales, exposiciones de aula o evaluaciones parciales.
Para las familias, estos parches son doble filo. Por una parte, ofrecen mini vacaciones. Por otro, complican la conciliación si no hay abuelos cerca o si el trabajo no permite flexibilidad. Algunas urbes atenúan el problema con programas de ocio educativo en festivos, si bien las plazas son limitadas y los plazos, exigentes. Si te resulta interesante esa vía, apúntate a los boletines municipales.
Lo digital manda: plataformas y comunicaciones
La mayoría de centros maneja plataformas para avisar cambios, autorizaciones, excursiones y boletines. TokApp, Formamos, iPasen, Alexia o afines concentran documentos y mensajería. Estar al día evita perder un cambio de horario o un recordatorio de vacuna. Merece la pena activar notificaciones y repasar el buzón los domingos por la tarde. En secundaria y bachillerato, los propios alumnos llevan la iniciativa y el correo institucional actúa como canal primordial.
Las webs de las consejerías publican el calendario escolar con formato PDF y, en ocasiones, versiones adaptadas por provincias. No todos los documentos llegan con la misma antelación. Septiembre y junio se confirman pronto. Los días de libre disposición, no tanto. Ese desfase explica por qué es conveniente atender al consejo escolar del centro, donde se aprueban esos detalles.
Viajar fuera de temporada: el beneficio silenciosa
El calendario escolar España puede transformarse en aliado si te organizas. Cuando los pequeños aún no están en etapas clave, hay huecos poco explotados. La semana siguiente a Reyes ofrece costes bajos y poca masificación. El final de septiembre, con buen tiempo y menos turistas, deja escapadas asequibles, siempre que el instituto no haya puesto evaluaciones diagnósticas. Semana Santa es otra historia, los precios se disparan, pero el lunes de Pascua en comunidades donde es laborable abre opciones si cambias de zona. Planea con la tabla de festivos delante y, si trabajas en recóndito, negocia días tempranos.
Las desigualdades que oculta el calendario
No todos encajan el calendario con exactamente las mismas cartas. Las familias monoparentales o sin red de apoyo padecen más los días intermedios sin clase. Quienes trabajan con horarios recios tienen pocas salidas en festivos sueltos. La contestación institucional mejora, mas aún cojea. Programas de apertura de centros en vacaciones, becas de comedor ampliadas en junio y septiembre, y transporte reforzado en zonas rurales ayudan a acercar oportunidades, si bien su disponibilidad varía por comunidad. Si estás en esa situación, pregunta en servicios sociales y en el propio centro. Hay plazas reservadas que en ocasiones quedan vacantes por falta de difusión.
Año a año, mas con patrón reconocible
Aunque los detalles cambian, hay patrones fiables. Septiembre, inicio escalonado; diciembre, traca de festivos que parten semanas; marzo o abril, Semana Santa con picos de viajes; junio, evaluaciones finales y calor. Entre medias, puentes que se estiran o se cortan según caigan los festivos nacionales. La alteración regional añade color, pero no rompe el esquema.
Para una madre que intenta que su hijo no falte a natación o para un maestro que prepara un proyecto de ciencias, comprender ese patrón vale oro. Saber que la segunda evaluación acostumbra a ser la más larga permite dosificar, que la extraordinaria está en el mes de junio cambia el ritmo de estudio, y que los días de libre predisposición aparecen donde el trimestre lo solicita. El calendario escolar no es una cárcel de datas, sino un andamio. A partir de él, cada centro y cada familia construye su edificio.
Dónde mirar y cuándo
El reloj ideal para repasar calendarios escolares en España marcha en tres momentos. A finales de junio, para detectar las líneas maestras del curso siguiente y reservar campamentos o viajes de verano. A fines de agosto, para confirmar horarios, rutas, comedor y material. A finales de noviembre, para readaptar con los puentes de diciembre, que todos los años hacen su propio dibujo. Si tu comunidad tiende a mover la extraordinaria de septiembre a junio, presta atención asimismo en el mes de abril, porque esa decisión se anuncia en primavera.
Y una nota práctica: imprime el calendario y cuélgalo en la nevera, sí, pero contesta la información en una app compartida. Añade recordatorios la semana previa a cada evaluación y el día precedente a cualquier excursión. Evitarás las carreras del último minuto, las firmas olvidadas y las mochilas sin impermeable.
Mirada final: flexibilidad y propósito
Una agenda familiar no es un puzzle perfecto, es una negociación incesante. El calendario escolar España fija la estructura, mas tu éxito está en la flexibilidad. Ajusta expectativas, reserva márgenes, festeja cuando los planes salen y ten un plan B para cuando no. Algunas semanas se van a torcer por una huelga de transporte o una gripe inoportuna. Otras saldrán redondas y te recordarán por qué vale la pena organizarse. Y cuando a mitad de mayo llegue esa excursión que tu hijo aguardaba, desearás tener la tarde libre para escucharle contarlo con todos los detalles. Ese es, al final, la meta de tanta planificación: liberar tiempo para lo esencial.